Mauricio Macri intensifica su estrategia electoral en la recta final de la campaña, buscando captar al menos el 70% de los votantes de Horacio Rodríguez Larreta. En un contexto de creciente tensión dentro del PRO, el expresidente apuesta por consolidar el electorado de derecha, enfrentándose a la competencia de otras fuerzas políticas como La Libertad Avanza.
En las últimas semanas de la campaña electoral, Mauricio Macri ha redoblado sus esfuerzos para atraer a los votantes de Horacio Rodríguez Larreta, actual jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quien ha sido una figura central del PRO durante los últimos años. Según fuentes cercanas al expresidente, Macri estima que al menos el 70% de los seguidores de Larreta podrían alinearse con su proyecto, considerando que comparten valores y visiones políticas similares dentro del espectro de la derecha argentina. Este cálculo no es casual: el PRO enfrenta una fragmentación interna y una creciente competencia con otras fuerzas políticas como La Libertad Avanza (LLA), liderada por Javier Milei, que también busca captar al mismo electorado.
La relación entre Macri y Larreta ha estado marcada por tensiones públicas en los últimos meses, especialmente tras diferencias estratégicas sobre cómo posicionar al PRO de cara a las elecciones. Mientras Larreta ha buscado un perfil más moderado, apostando por acuerdos amplios y un discurso centrado en la gestión, Macri ha optado por endurecer su postura, alineándose con sectores más conservadores y críticos del actual gobierno nacional. Esta división ha generado un cruce de declaraciones, con acusaciones cruzadas que han calentado el clima interno del partido. Por ejemplo, recientes críticas públicas han puesto en evidencia las discrepancias, con frases que apuntan a responsabilizar a uno u otro por los resultados electorales y la situación económica del país.
El contexto electoral en Argentina, de cara a las elecciones generales, muestra un escenario polarizado donde el voto de derecha se encuentra disputado entre el PRO y LLA. Según encuestas recientes publicadas por medios como La Nación y Clarín, el electorado que prioriza temas como la seguridad, la reducción del gasto público y la lucha contra la corrupción tiende a oscilar entre ambas fuerzas. Macri, consciente de esta dinámica, ha ajustado su discurso para reforzar su imagen como líder de un espacio que defiende los valores tradicionales del PRO, mientras intenta diferenciarse de las propuestas más disruptivas de Milei.
Además, el expresidente ha hecho declaraciones polémicas sobre la estructura política de la Ciudad de Buenos Aires, sugiriendo que el número de legisladores debería reducirse a la mitad para evitar lo que considera un ‘despilfarro de recursos’. Esta postura, aunque genera debate, busca conectar con un sector del electorado que reclama una mayor eficiencia en la gestión pública. En este sentido, Macri no solo apunta a los votantes de Larreta, sino también a aquellos desencantados con el sistema político tradicional.
Con la campaña en su etapa final, la estrategia de Macri parece centrarse en consolidar su base y atraer a los indecisos dentro del PRO, mientras la pelea interna y la competencia con otras fuerzas de derecha añaden incertidumbre al resultado. El impacto de estas tensiones y la capacidad de movilizar a los votantes serán clave para definir el futuro del espacio político que lideró durante más de una década.