Un equipo internacional de astrónomos ha identificado 53 cuásares colosales cuyas potentes emisiones de radio forman chorros que se extienden más de siete millones de años luz, superando cualquier registro anterior y ofreciendo una ventana sin precedentes al comportamiento de los agujeros negros supermasivos.
Un hallazgo histórico en la astrofísica
En un estudio publicado a finales de 2025, investigadores de varios observatorios, entre ellos el Very Large Array (VLA) en Nuevo México y el telescopio espacial James Webb, anunciaron la detección de 53 cuásares gigantes con chorros de radio que alcanzan longitudes superiores a 7 millones de años luz (Mly). Este descubrimiento supera el récord anterior de chorros de alrededor de 5 Mly y plantea preguntas cruciales sobre la energía que pueden canalizar los agujeros negros supermasivos.
¿Qué es un cuásar?
Un cuásar (objeto activo de núcleo galáctico) es una galaxia cuyo centro alberga un agujero negro supermasivo que, al ingerir materia, emite radiación increíblemente intensa. Estos objetos son los más brillantes del universo observable y sirven como faros que iluminan el cosmos distante.
Los chorros de radio: potentes haces de energía
Los chorros de radio son flujos estrechos de partículas cargadas que viajan a velocidades cercanas a la luz, impulsados por los campos magnéticos del agujero negro. Cuando estos chorros chocan con el medio intergaláctico, generan emisiones de radio detectables desde la Tierra. La longitud de los chorros recién hallados – más de 7 Mly – equivale a la distancia entre la Vía Láctea y la galaxia Andrómeda, multiplicada por miles, lo que subraya la escala colosal del fenómeno.
Metodología y tecnología
El equipo combinó datos de múltiples frecuencias: observaciones de radio de alta resolución del VLA y del Square Kilometre Array (SKA) en fase de prueba, junto con imágenes infrarrojas del James Webb que permitieron identificar el núcleo activo de cada cuásar. El análisis se basó en técnicas de procesamiento de big data y aprendizaje automático para filtrar miles de fuentes y aislar los chorros más extensos.
Implicaciones para la ciencia
Este lote de cuásares gigantes abre nuevas líneas de investigación:
- Evolución de los agujeros negros: entender cómo pueden producir y mantener chorros tan extensos durante millones de años.
- Retroalimentación galáctica: los chorros pueden afectar la formación estelar en sus galaxias anfitrionas, regulando el ciclo de vida galáctico.
- Cosmología: al servir como faros, estos cuásares pueden ayudar a mapear la distribución de materia oscura a gran escala.
Los autores del estudio ya planifican observaciones con el futuro telescopio espacial LUVOIR para profundizar en la composición física de estos jets y su interacción con el medio intergaláctico.