Una ola de tos convulsa ha provocado la muerte de siete niños menores de dos años en distintas provincias argentinas. Las autoridades sanitarias denuncian la escasa cobertura vacunal y hacen un llamado urgente a la immunización contra la coqueluche.
Contexto de la coqueluche
La coqueluche, también conocida como tos convulsa, es una enfermedad respiratoria aguda causada por la bacteria Bordetella pertussis. Se caracteriza por ataques de tos severa que pueden durar semanas y es particularmente peligrosa en lactantes y niños pequeños, pudiendo causar complicaciones graves e incluso la muerte.
Impacto reciente en Argentina
Según datos recopilados hasta el 1 de diciembre de 2025, se registraron más de 600 casos confirmados en 19 provincias, cifra que representa una duplicación respecto al año anterior. En este contexto se confirmó la muerte de siete niños, todos menores de 2 años, provenientes de distintas regiones del país.
Provincias más afectadas
La provincia con mayor número de casos reportados es Buenos Aires, seguida por Córdoba y Santa Fe. Las autoridades sanitarias destacan que la mayor concentración de casos se observa en áreas con bajas tasas de cobertura vacunal.
Respuesta de las autoridades
El Ministerio de Salud de la Nación emitió un comunicado el 2 de diciembre de 2025 donde se recalca la necesidad de reforzar la campaña de vacunación contra la coqueluche, incluida en el esquema vacunal nacional a los 2, 4 y 6 meses de edad, con una dosis de refuerzo entre los 15 y 18 meses.
Se activaron patrullas de salud en los hospitales públicos y se ampliaron los horarios de los centros de vacunación para facilitar el acceso de la población.
Recomendaciones para la población
- Verificar el esquema de vacunación de los niños y asegurar que esté completo.
- Acudir a los centros de salud ante cualquier episodio de tos intensa o convulsiva.
- Propagar información veraz sobre la seguridad y eficacia de la vacuna contra la coqueluche.
¿Cómo proteger a los niños?
La vacunación sigue siendo la medida preventiva más eficaz. Se recomienda que los niños completen el esquema básico y que los adultos que conviven con menores reciban la dosis de refuerzo, conocida como «vacuna de adulto», para reducir la transmisión del agente causal.